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Inolvidables canciones de Italia
380 cantantes y 2332 canciones traducidas al español
  • SignorinellaCarlo Buti
  • Canta: Carlo Buti
    Autores: L. Bovio - N. Valente - 1931
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Original


Signorinella pallida
dolce dirimpettaia del quinto piano,
non v'è una notte ch'io non sogni Napoli
e son vent'anni che ne sto lontano.

Al mio paese nevica,
il campanile della chiesa è bianco,
tutta la legna è diventata cenere,
io ho sempre freddo e sono triste e stanco.

Amore mio, non ti ricordi
che nel dirmi addio
mi mettesti all'occhiello una pansè
poi mi dicesti con la voce tremula:

Non ti scordar di me.

Bei tempi di baldoria,
dolce felicità fatta di niente.
Brindisi coi bicchieri colmi d'acqua
al nostro amore povero e innocente.

Negli occhi tuoi passavano
una speranza, un sogno e una carezza,
avevi un nome che non si dimentica,
un nome lungo e breve: Giovinezza.

Il mio piccino,
in un mio vecchio libro di latino,
ha trovato - indovina - una pansè.
Perchè negli occhi mi tremò una lacrima?

Chissà, chissà perchè!

E gli anni e i giorni passano
eguali e grigi con monotonia,
le nostre foglie più non rinverdiscono,
signorinella, che malinconia!

Tu innamorata e pallida
più non ricami innanzi al tuo telaio,
io qui son diventato il buon Don Cesare,
porto il mantello a ruota e fo il notaio.

Lenta e lontana,
mentre ti penso, suona la campana
della piccola chiesa del Gesu,
e nevica, vedessi come nevica:

Ma tu, dove sei tu.

Traducción

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Pequeña señorita pálida
dulce vecina de enfrente del quinto plan,
no hay una noche que yo no sueño con Nápoles
y son veinte años que estoy lejano.

A mi país nieva,
el campanario de la iglesia es blanco,
toda la leña se ha convertido en ceniza,
yo siempre tengo frío y soy triste y cansado.

Mi amor, no se acuerda
que en decirme adiós
me pusiste al ojal una trinitaria
después me dijiste con la voz trémula:

No te olvides de mí.

Bonitos tiempos de jolgorio,
dulce felicidad hecha de nada.
Brindis con los vasos llenos de agua
a nuestro amor pobre e inocente.

En tu ojos pasaban
una esperanza, un sueño y una caricia,
tuviste un nombre que no se olvida,
un nombre largo y breve: Juventud.

Mi nene,
en un mí viejo libro de latín,
ha encontrado - adivina - una trinitaria.
¿Por qué en los ojos me tembló una lágrima?

¡Tal vez, tal vez porque!

¡Y los años y los días pasan
iguales y grises con monotonía,
nuestras hojas más no ajardinan,
pequeña señorita, que melancolía!

Tú enamorada y pálida
no bordas más delante de tu telar,
yo aquí son vuelto el buen Don Cesare,
lleva la capa a rueda y hago el notario.

Lenta y lejana, mientras
te pienso, toca la campana
de la pequeña iglesia del Jesús,
y nieva, viera como nieva:

Pero tú, dónde estás tú.

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