Original
C'era una volta un piccolo naviglio.
C'era una volta un piccolo naviglio
che non poteva navigar,
era lontano dalla riva un miglio,
vedeva il porto e non poteva più approdar.
Eppure a posto avea tutti gli attrezzi
compreso chiglia ed il timon,
ma dagli e pesta non trovavan mezzi
per far marciare quel balordo carcasson.
E dopo una, due, tre,
quattro, cinque, sei, sette settimane,
nessun riusci a capir perchè
senza più esitar si rimise a navigar.
Le bianche vele, fiocchi e pappafichi
sciolsero tosto i marinar
e il capitano dai mustacchi antichi
salì sul ponte, la sua nave a comandar.
Quando il nostromo racconta
questa leggenda del mar,
tutti in silenzio stanno ad ascoltar
senza nemmeno fiatar.
Tremando, brilla lucente
l'occhio cercando laggiù,
dove nel nulla si perde il mar blu,
un sogno che non torna più.
C'era una volta un piccolo naviglio
che non poteva navigar
era lontano dalla riva un miglio,
vedeva il porto e non poteva più approdar.
Eppure a posto avea tutti gli attrezzi
compreso chiglia ed il timon,
ma dagli e pesta non trovavan mezzi
per far marciare quel balordo carcasson.
E dopo una, due, tre,
quattro, cinque, sei, sette settimane,
nessun riusci a capir perchè
senza più esitar si rimise a navigar.
Le bianche vele, fiocchi e pappafichi
sciolsero tosto i marinar
e il capitano dai mustacchi antichi
salì sul ponte, la sua nave a comandar.
|
Traducción
Enviar

Había una vez un pequeño barco.
Había una vez un pequeño barco
que no podía navegar,
estaba lejos de la ribera una milla,
veía el puerto y no podía más atracar.
Sin embargo tenía a puesto todos los utensilios
incluso quilla y el timon,
pero de él y machacada noencontraban medios
para hacer marchar esa exquisita carcasa.
Y después de uno, dos, tres,
cuatro, cinco, seis, siete semanas,
ningunos logró a entender porque
sin más esitar se restableció a navegar.
Las blancas velas, velas y mástil
desataron pronto los marineros
y el capitán de los bigote antiguos
subió sobre el puente, su barco a comandar.
Cuando el contramaestre cuenta
esta leyenda del mar,
todos en silencio se quedan escuchando
sin tampoco respirar.
Temblando, achispada brillante
el ojo buscando allá abajo,
dónde en lo nula se pierde el mar azul,
un sueño que no vuelve más.
Había una vez un pequeño barco
que no podía navegar,
estaba lejos de la ribera una milla,
veía el puerto y no podía más atracar.
Sin embargo tenía a puesto todos los utensilios
incluso quilla y el timon,
pero de él y machacada no encontraban medios
para hacer marchar esa extraña carcasa.
Y después de uno, dos, tres,
cuatro, cinco, seis, siete semanas,
ningunos logró a entender porque
sin más esitar se restableció a navegar.
Las blancas velas, velas y mástil
desataron pronto los marineros
y el capitán de los bigote antiguos
subió sobre el puente, su barco a comandar.
Enviar
 |